Tengo la secreta esperanza, al pasar las horas, de que salgas
por alguna de esas cuatro esquinas que componen mi universo
en esta Rue Saint Antoine. Me gustan tus ojos que se pierden
en la profundidad de mis abrazos y esa risa tuya que se entrega
a la mía sin resistencia bajo el humo estelar de la noche.
negro que atraviesa las Galerías Cubiertas de Bois en mi bolsillo.
Mujer, si sigues viviendo en mi pensamiento te voy a cobrar arriendo,
es cierto. Son tiempos difíciles para los soñadores, abunda la tristeza
que corre como una sombra perfumada al abrazo de la tarde.
hombres buscan licores de sobriedad. Yo te busco a ti.
La música se acaba, el tiempo habla como eco de tus palabras.
Mujer, extraño tu figura menuda en el marco de la ventana.
tres gatitos vagabundos en el Pont Des Arts y por eso no llegas?
O ¿será que compras una sombrilla violeta en el Quai de la Mégisserie?
En esta cama vacía, me sentaré a ver como llueves por las avenidas.
latino, en la terraza de un café o en un cineclub, fuimos tabaco y sueño.
¿Te acuerdas?, desde allí nos cifrábamos en pequeños detalles: trois cigarrettes,
una flor, dos silencios retóricos, el acierto de una hora que por azar esperábamos…
olor del medio día, viento de la tarde, amarilla de la noche, farfalla giala,
inspiración de Cortázar. Nomeolvides, ni tampoco esa promesa tuya de acompañarme
a construir una historia allí donde París limita con la luna y la luna con el mar.